DOÑA LEONA Y DON RATÓN
Como sé que os gustan tanto los animales, hoy os dejo un pequeño cuento en el que los protagonistas son una leona y un ratón. Si lo necesitáis podéis pedir la ayuda de un familiar. Os animo a que lo leáis, espero que os guste.
Había
una vez una leona muy fiera que se paseaba elegante por el campo. Todos los
animales la miraban con respeto y admiración, aunque también con un poco de
miedo.
Solo a Don Ratón parecía no importarle que Doña Leona fuera un animal tan poderoso.
- Veréis como no le tengo miedo - dijo Don Ratón a sus amigos.
- No tienes valor suficiente, Don Ratón - le dijeron ellos.
- Soy lo suficientemente valiente como para jugar con la cola de la leona - dijo Don Ratón.
- No eres valiente- le dijeron los demás ratones-. Si te coge, te devorará.
Y así, aprovechando que doña Leona se estaba echando la siesta, Don Ratón se puso a jugar con su cola.
- Eso es trampa está dormida – dijeron sus amigos los ratones.
Don Ratón, ante la mirada incrédula de los demás, siguió jugando con la cola de la leona y al ver que no se movía, se puso a saltar encima de su cuerpo hasta llegar a la melena.
- ¡Mirad, mirad qué valiente soy! - decía Don Ratón.
En ese momento la leona se despertó y, dando un fuerte rugido, le echó la zarpa al ratón y lo atrapó.
- Por favor, no me comas - dijo Don Ratón.
-Debería comerte por imprudente - dijo Doña Leona.
- Por favor, no me comas - repitió Don Ratón.
- No me gustan los ratones. Así que te dejaré libre si prometes no volverme a molestar - dijo Doña Leona.
- Lo prometo - dijo Don Ratón.
Entonces, el ratón fue soltado y todos sus amiguitos empezaron a reírse de Don Ratón.
Un día Don Ratón escuchó a Doña Leona rugir desesperada pidiendo ayuda. Don Ratón sacó la cabeza de su agujero para ver qué pasaba y descubrió a Doña Leona colgada de un árbol.
Don Ratón salió de su agujero y fue corriendo a buscar ayuda. Se lo debía por haberle perdonado la vida.
Ni siquiera los ratones quisieron ayudar a Doña Leona. Pero Don Ratón estaba decidido a ayudarla. Así que fue corriendo hasta el árbol, trepó por el tronco y llegó hasta la rama de la que estaba colgada la red qué mantenía presa a Doña Leona. Y empezó a roer la cuerda con sus largos y finos dientes.
- No te esfuerces pequeño ratón, no acabarás a tiempo - dijo Doña Leona-. Pronto llegarán los cazadores.
Pero Don Ratón siguió royendo la cuerda, sin hacer caso. Después de muchas horas de esfuerzo, la cuerda quedó debilitada y el propio peso de la leona acabó rompiéndola.
- Salta sobre mi lomo, pequeño ratón nos vamos de aquí - dijo Doña Leona.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, Don Ratón se dejó caer sobre la leona y salieron corriendo justo a tiempo.
- ¡Rápido, la leona se escapa! - gritaron los cazadores. Pero ya era demasiado tarde.
Desde ese día, Doña Leona y Don Ratón fueron amigos inseparables.
Hola soy José Manuel Romero g. vengo a ver cómo vas sé que ahora estás con los más pequeñitos del peragan te deseo suerte adiós. ;)
ResponderEliminarBuenas tardes José Manuel. ¡Qué alegría leerte! Este curso ha tocado trabajar con los más pequeños, aunque están haciendo un gran esfuerzo. Cuando quieras puedes pasarte por nuestra clase para hacernos algún que otro truco de magia. Nos encantará recibirte.
ResponderEliminarUn saludo desde El balcón de la escuela.