jueves, 20 de junio de 2019



UNA CARTA ESPECIAL


Queridos papás y mamás:

Este curso hemos trabajado mucho. Algunas cositas eran difíciles y otras fáciles. Hemos aprendido a sumar y restar con ayuda de palillos y la tabla numérica. 

¡No os podéis imaginar cuando se caía una caja de palillos al suelo! Bueno, pero aprovechábamos para contar los palillos.

Ya somos capaces de escribir esta carta y hemos aprendido a hacer preguntas, ¿os dais cuenta?

¡Ah! Y ya sabemos que después de punto debemos escribir la primera letra en mayúscula, al igual que nuestros nombres, los pueblos, las ciudades y otras cosas que aún no entendemos.

El maestro nos ha dicho que hemos mejorado mucho, que con esfuerzo lo conseguiremos y que tenemos que ser buenas personas.


No podíamos despedirnos sin daros las gracias por todo lo que nos ayudáis. 


¡Os queremos!






martes, 7 de mayo de 2019


DOÑA LEONA Y DON RATÓN


Como sé que os gustan tanto los animales, hoy os dejo un pequeño cuento en el que los protagonistas son una leona y un ratón. Si lo necesitáis podéis pedir la ayuda de un familiar. Os animo a que lo leáis, espero que os guste.


Había una vez una leona muy fiera que se paseaba elegante por el campo. Todos los animales la miraban con respeto y admiración, aunque también con un poco de miedo.



Solo a Don Ratón parecía no importarle que Doña Leona fuera un animal tan poderoso

- Veréis como no le tengo miedo - dijo Don Ratón a sus amigos. 

- No tienes valor suficiente, Don Ratón - le dijeron ellos.

- Soy lo suficientemente valiente como para jugar con la cola de la leona - dijo Don Ratón.

- No eres valiente- le dijeron los demás ratones-. Si te coge, te devorará.


Y así, aprovechando que doña Leona se estaba echando la siesta, Don Ratón se puso a jugar con su cola.

- Eso es trampa está dormida – dijeron sus amigos los ratones.

Don Ratón, ante la mirada incrédula de los demás, siguió jugando con la cola de la leona y al ver que no se movía, se puso a saltar encima de su cuerpo hasta llegar a la melena.

- ¡Mirad, mirad qué valiente soy! - decía Don Ratón.

En ese momento la leona se despertó y, dando un fuerte rugido, le echó la zarpa al ratón y lo atrapó.



- Por favor, no me comas - dijo Don Ratón.

-Debería comerte por imprudente - dijo Doña Leona.

- Por favor, no me comas - repitió Don Ratón.

- No me gustan los ratones. Así que te dejaré libre si prometes no volverme a molestar - dijo Doña Leona. 
- Lo prometo - dijo Don Ratón.

Entonces, el ratón fue soltado y todos sus amiguitos empezaron a reírse de Don Ratón.

Un día Don Ratón escuchó a Doña Leona rugir desesperada pidiendo ayuda. Don Ratón sacó la cabeza de su agujero para ver qué pasaba y descubrió a Doña Leona colgada de un árbol.

Don Ratón salió de su agujero y fue corriendo a buscar ayuda. Se lo debía por haberle perdonado la vida.

Ni siquiera los ratones quisieron ayudar a Doña Leona. Pero Don Ratón estaba decidido a ayudarla. Así que fue corriendo hasta el árbol, trepó por el tronco y llegó hasta la rama de la que estaba colgada la red qué mantenía presa a Doña Leona. Y empezó a roer la cuerda con sus largos y finos dientes.

- No te esfuerces pequeño ratón, no acabarás a tiempo - dijo Doña Leona-. Pronto llegarán los cazadores.


Pero Don Ratón siguió royendo la cuerda, sin hacer caso. Después de muchas horas de esfuerzo, la cuerda quedó debilitada y el propio peso de la leona acabó rompiéndola.

- Salta sobre mi lomo, pequeño ratón nos vamos de aquí - dijo Doña Leona.

Con las pocas fuerzas que le quedaban, Don Ratón se dejó caer sobre la leona y salieron corriendo justo a tiempo

- ¡Rápido, la leona se escapa! - gritaron los cazadores. Pero ya era demasiado tarde.

Desde ese día, Doña Leona y Don Ratón fueron amigos inseparables.